domingo, noviembre 25, 2007

Sin miedo a mirar(se)...(te)

Es hermoso perderse en la mirada del otro.

Poder mirar sin miedo de exponer a través de ellos lo que uno es.

Poder mirar con reciprocidad, con complicidad y confianza.

Mirar el mundo desde ventanas de almas ajenas

Acurrucarse en iris claras, sin cortinas.

Quedarse hasta que la dilatación de las pupilas nos den noción de la llegada del amanecer...

Tengo un hermoso recuerdo de una mirada que ahora no existe…

De una ventana que se llenó de cortinas por miedo a que otro descubriera cosas que ni siquiera esa persona sabía que existían allí...

Por miedo a vincularse. Por miedo a compartirse conmigo. Por miedo a ser parte de mí y por miedo a que yo también fuera parte suya. Por miedo a correr el riesgo, a perder el control y a entregarse sin miedo a fracasar.

Esa ventana puso unas cortinas gruesas para todos desde el momento en que supo que era capaz de encontrar algo hermoso, pero francamente desconocido para sí.

A todos los pudo engañar, menos a mí

A todos los puede seguir engañando manteniendo sus cortinas bien cerradas.

Pero cuando yo miro se asoma a fisgonear entre ellas y se vuelve a esconder.

Yo sonrío. Porque sé que las cortinas no logran desaparecer eso que sigue allí atrás, que existe y está, porque lo siento. Simplemente aprendí a creer, a palpar en el aire, a fiarme de lo que alcancé a ver antes para predecir lo que hay ahora y lo que seguirá mientras esas cortinas decidan quedarse allí.

Confieso que he extrañado la mirada limpia de antaño...Que cargaba con menos cortinas y traía más luz a su vida y a la vida de otros...

Confieso que he sentido tristeza por presenciar cómo esa mirada se perdió en su autonegación y hasta la fecha ha oscilado sin entender que no existe un punto de no retorno.

Yo, al menos, he conservado la dulzura, porque la he vuelto a sentir con mis pequeños incondicionales y sólo ellos me convencen de conservarla y de tener fe de que alguien logrará redescubrirla y suavizarla para aprender a amar de otras formas y a otras personas con la misma intensidad y seguridad que los amo a ellos. Creando vínculos, alimentándolos y cuidándolos, queriéndolos, perteneciéndoles, jactándome de ellos.

El miedo sólo ha logrado poner visillos que se colocan sólo en ciertas ocasiones. Mi mirada todavía no está totalmente perdida y ese descubrimiento que he hecho muy recientemente, es bueno.

He aprendido a seleccionar con quienes puedo tener esa confianza de abandonar la mirada en el cansancio, de tomarme la libertad de seducir en la conspiración dual de la atracción inevitable que provoca lo intenso y lo - a veces - incomprensiblemente fugaz, de sostener sin dubitar la mirada para buscar la verdad, de encontrar la única valentía en medio del miedo para poder

enfrentar

(me)...

(te)...



No hay comentarios.: